En la cara de un ser humano, dos son los elementos que intervienen básicamente en la comunicación: los ojos y la boca.
Dado el uso generalizado de las mascarillas que ha traído consigo la pandemia, el único elemento de comunicación que utilizamos en muchas ocasiones los seres humanos son los ojos y la proliferación de reuniones online hace que nuestra atención se haya focalizado en esta región anatómica.
Cuando empezamos a cumplir años, el primer signo de envejecimiento de la región orbitaria suele ser el exceso de piel en los párpados superiores. Este signo nos suele provocar un aspecto de cansado e incluso, cuando el exceso de piel es muy importante, podemos observar una reducción del campo visual. Esto suele ser más llamativo a lo largo del día, cuando nuestro músculo frontal que es el que utilizamos para elevar las cejas y despejar los párpados superiores del exceso de piel se va cansando.
Para solucionar el envejecimiento del párpado superior realizaremos una blefaroplastia superior. En mi opinión, es el procedimiento que con menos agresión quirúrgica conseguimos proporcionalmente más rejuvenecimiento. Para realizar esta intervención extirparemos el exceso cutáneo situando la cicatriz a nivel del pliegue tarsal, que es un pliegue natural que tenemos unos milímetros por encima de la línea de las pestañas, lo cual hace que la cicatriz sea prácticamente imperceptible. Habitualmente retiramos la piel que sobra junto con una tira de un músculo que se sitúa en el párpado superior que se llama orbicular. Además, si es necesario, podemos quitar parte de las bolsas grasas que están en los párpados superiores.
A medida que seguimos cumpliendo años suelen empezar a aparecer las bolsas que tenemos en los párpados inferiores, que dan el aspecto de haber descansado poco y motivo de la pregunta ¿has dormido mal? o ¿has dormido poco? que muchas veces nos incomodan. Estas bolsas pueden aparecer a distintas edades incluso hay gente joven con bolsas muy marcadas. La razón de esto es la debilidad (que suele ser algo genético) de la pared que frena la aparición de estas bolsas que se llama septum orbitale. Suelen ser familias en las que aparecen las bolsas en edades más tempranas de lo habitual y más marcadas.
El tratamiento de estas bolsas es la extirpación parcial mediante la realización de una blefaroplastia inferior: para realizar esta intervención hacemos lo que se denomina un abordaje transconjuntival, es decir, situamos la cicatriz por dentro del párpado inferior para que no se vea; accedemos por esta vía a los tres compartimentos de las bolsas y extirpamos el excedente de éstas. Posteriormente readaptaremos la piel del párpado inferior mediante la realización de un resurfacing (químico con ácido tricloroacético o térmico mediante láser) y muy frecuentemente lo acompañamos de un lipofilling o relleno con grasa del paciente para mejorar la zona del surco nasoyugal (conocido coloquialmente como pliegue de la amargura) y la región orbitaria.
Podemos concluir que la blefaroplastia es una técnica poco invasiva, con un tiempo de recuperación corto, que proporciona un rejuvenecimiento muy importante de los ojos y la región orbitaria y con un grado de satisfacción muy alto de los pacientes.